Historias

Diseño digital ético y sostenible

19/3/2024

En una historia anterior sobre identidad de marca sostenible, hablábamos de cómo la marca se aplica en cada punto de contacto. Algunos puntos de contacto son físicos (impresos), de los cuales ya hablamos en la historia anterior.

Otros productos de comunicación son digitales: es en los que nos vamos a adentrar en esta historia. ¿Cuánta energía consumen las páginas webs y contenidos digitales que consumimos? ¿Cuántas páginas webs y apps tienen una funcionalidad clara y nos hacen llegar de forma efectiva los mensajes que necesitamos? ¿Qué tipo de comportamientos promueven estas apps y contenidos digitales? Para estos productos, es clave considerar los consumos de energía, pero también aspectos como la comunicación inclusiva y accesible, y el uso digital saludable. 

¿Cómo podemos diseñar productos digitales sostenibles?

El marketing digital y los productos digitales, ¿son sostenibles?

Es posible que ni siquiera nos hayamos planteado el impacto que tienen el marketing digital y los productos y servicios que lanzamos en digital. ¿Lo digital no es etéreo? ¿Qué impactos puede tener algo que no es material?

Si nos hemos empezado a adentrar, puede que nos encontremos con retos como los siguientes:

En lugar de un producto, vemos humo.

A menudo vemos el mundo digital como algo etéreo, no material, que no tiene impacto. Pero debemos ser conscientes de que todo aquello que creamos para un entorno digital, también es un producto. Tiene su ciclo de vida - desde la creación, hasta su disposición final cuando no se necesita. Y por supuesto, tiene un consumo de energía y unas implicaciones físicas y materiales. Es hora de pasar a contemplar las creaciones digitales como lo que son: productos tangibles.

El cliente “no lo pide” / el diseñador “no lo ofrece”.

El impacto y la sostenibilidad en el mundo digital es algo nuevo para mucha gente. Por ello, nos podemos encontrar con que el cliente no pide que su web o su producto digital considere criterios de sostenibilidad. Como también nos podemos encontrar que la persona o agencia encargada de diseño y desarrollo no ofrece trabajar con estos criterios. Es importante que todas conozcamos los beneficios de trabajar con criterios de ética y sostenibilidad en el ámbito digital. Y que aprendamos cómo llevarlo a la práctica.

¿Y las personas? A veces quedan fuera del concepto de “sostenibilidad”.

Creamos productos y contenidos digitales para dar un servicio a las personas. Y además, las personas participamos en su desarrollo. Si nos preocupamos por la sostenibilidad, no podemos caer únicamente en mirar el impacto ambiental y el consumo energético de la web.

Cambio de paradigma: un entorno digital sostenible

Para que todas nuestras creaciones digitales tengan en cuenta la ética y la sostenibilidad, debemos partir desde la estrategia y aplicar una mirada holística. Esto es algo en lo que siempre hacemos hincapié.

Propósito y modelo organizacional.

No es difícil entender que no tiene el mismo impacto crear una web para una empresa con propósito social, o una ONG, que hacerlo para una empresa dañina y contaminante. El propósito de la organización es lo primero que tenemos que mirar a la hora de crear un producto digital.

Después del propósito de la organización, está el del propio producto. ¿Para qué se va a emplear esa web o esa app? ¿Qué se quiere comunicar y por qué, con ese contenido digital? Normalmente, si la organización tiene un propósito de impacto positivo, será más fácil que el propósito del producto esté alineado con esto. El propósito proporciona objetivos y contexto para los esfuerzos de diseño sostenible.

Procesos de trabajo.

No es sólo lo que hacemos mediante nuestro trabajo. También es cómo lo hacemos.

En primer lugar, podríamos considerar las condiciones de trabajo en las que creamos estos productos digitales. ¿Producen bienestar?

En segundo lugar, miremos los propios procesos de trabajo. Si empleamos procesos ágiles (Lean), estaremos optimizando nuestros recursos. Así, invertiremos menos tiempo de trabajo, el cual se traduce en dinero y en menos tiempo para otras cosas, pero también en consumo energético.

Optimizar la energía.

¿Cómo se alimentan nuestros productos digitales? Lo digital puede parecer etéreo, pero consume energía de múltiples formas.

Lo primero que debemos mirar aquí son los servidores (hosting). Debemos alojar los productos y servicios digitales en servidores que funcionen 100% con energías renovables. Esta es una de las cosas más importantes que podemos hacer para crear soluciones digitales más sostenibles.

Por otro lado, los productos y contenidos digitales también consumen energía en los dispositivos donde se emplean. Móviles, tabletas, ordenadores… todas estas pantallas consumen energía. Hay trucos para minimizar su consumo. Por ejemplo, en pantallas OLED, que son muy comunes, los colores oscuros consumen mucha menos energía que los claros. Podemos tener esto en cuenta al crear nuestros productos digitales, si bien debemos considerar otros factores como la legibilidad, la accesibilidad, y los objetivos de comunicación.

Honestidad.

En primer lugar, el propósito de los productos y contenidos digitales debe comunicarse con honestidad y claridad a todas las personas.

Luego, toda la comunicación digital que planteemos debe ser igualmente honesta. Por ejemplo, evitar crear contenidos digitales que inducen al greenwashing.

Por otro lado, está el tema de los datos. Las personas usuarias deben ser capaces de saber dónde están sus datos, qué se hace con ellos, y cómo eliminarlos en caso de que lo deseen. 

Productos robustos y a prueba de distintos escenarios.

¿Qué quiere decir que un producto digital sea robusto? Estamos hablando de maximizar su compatibilidad con los distintos agentes actuales y futuros, incluyendo las tecnologías asistivas. Un producto a prueba de futuro.

Pensemos en todas las APIs, dispositivos y tecnologías con las que nuestro producto y nuestro contenido tendrán que interactuar ahora o en el futuro. Un ejemplo es la navegación por teclado, comúnmente empleada por las personas con visión reducida. Nuestro producto debe adaptarse a estas situaciones.

Infraestructura de software.

Cuando hablamos de web o producto digital, hay toda una infraestructura de software que debemos optimizar.

Por un lado, está el código que empleamos para desarrollar el producto, el cual debe ser lo más limpio posible (cumplir las funcionalidades que buscamos con el mínimo código posible).

Es muy común emplear frameworks y librerías durante el desarrollo de productos digitales. Los frameworks son como una casa vacía: una estructura grande, que llenamos luego de contenido. Las librerías, por el contrario, son como colecciones de habitaciones, a las que debemos darle la estructura.

Ambos pueden ahorrar tiempo de desarrollo de un producto, pero a la vez ralentizar el producto en sí. Los frameworks añaden componentes que podrían ser innecesarios (¿qué ocurre si, de todo un framework, sólo vamos a emplear una parte?). Las librerías, por su lado, aumentan las solicitudes HTTP (lo cual consume energía y puede ralentizar la experiencia).

Deberemos valorar si, para el proyecto en cuestión, aportará valor el uso de frameworks o librerías, y en caso afirmativo, cuáles son las más apropiadas. Lo mismo ocurre con los plugins y módulos adicionales: debemos utilizar los mínimos posibles.

Por otro lado, tenemos el CMS (Content Management System). Se trata de la herramienta que nos permite crear, organizar, publicar y eliminar contenidos de tu sitio web. Para quienes hayan gestionado alguna vez contenido en Wordpress, se trata justo de esto. Los CMS también aportan conveniencia a las tareas de crear y gestionar contenido en la web, pero pueden producir cargas adicionales en el producto. Debemos optimizarlos adecuadamente y facilitar el mantenimiento del CMS por parte de quien lo va a gestionar - normalmente, el cliente para el que se desarrolla el producto.

Estándares en la web.

Hay algunos estándares para la creación de productos digitales, que nos pueden ayudar en nuestro proceso.

Los primeros que cabe mencionar son los WCAG (Web Content Accessibility Guidelines). Estos estándares se han convertido incluso en norma en algunos casos. Por ejemplo, todo aquello que las administraciones públicas crean o contribuyen a crear, debe cumplirlos. Sin ir más lejos, las webs que desarrollamos con la subvención pública del kit digital, tienen los WCAG como obligación.

Más tarde, aparecieron los WSG (Web Sustainability Guidelines). Estos están menos avanzados a día de hoy, pero son más amplios. Hablan de cómo crear productos y servicios digitales que ponen a las personas y el planeta en el centro.

Contenido.

Es importante optimizar el contenido para que sea accesible (cumpliendo los WCAG), inclusivo, y sostenible (también a nivel medioambiental). Un enfoque que nos puede ayudar es content-first: partir del contenido que tenemos que ofrecer, para crear la estructura del producto. Además, el contenido debe ser fácil de encontrar y de utilizar: ahí entra el UX.

Optimiza tu impacto en el mundo digital

Ahora, te planteamos un reto.

  1. Escoge un producto digital de tu entorno, puede ser una web, una app que utilices normalmente, o incluso un plan de contenidos para Instagram.
  2. Trata de analizarlo desde un nivel estratégico, ¿para qué sirve? ¿Cuál es su propósito? Identifica si se podría redefinir su propósito para que contribuya a un mejor impacto.
  3. Estudia el consumo energético del producto, y de dónde viene la energía que utiliza. ¿Podemos emplear fuentes de energía renovables y limpias? ¿Podemos reducir su consumo?
  4. Testea el producto con diversas personas. ¿Tiene una comunicación accesible? ¿Cumple su función de forma óptima? ¿Se adapta a los distintos contextos?
  5. Diseña una alternativa más ética y sostenible para este producto.

Puedes emplear algunas herramientas para la medición del impacto. Una que empleamos a menudo es Ecograder, que evalúa el impacto ambiental y otros aspectos interesantes. Website Carbon Calculator es una herramienta muy útil si nos queremos centrar en el consumo energético y las emisiones. Y también podemos emplear herramientas como Analytics o tests A/B para optimizar nuestro contenido.

Por otro lado, hay algunas estrategias que pueden ser de utilidad. Por ejemplo:

  • Mobile-first. Creando contenido con un enfoque que parte desde su visualización en pantallas móviles, es más fácil optimizarlo. Las pantallas de móvil son más pequeñas, lo que nos obligará a enfocarnos en el contenido más esencial.
  • Progressive enhancement. La mejora progresiva consiste en un enfoque por capas, que va incrementando las funcionalidades según el contexto lo permita. El contexto de las personas usuarias puede ser que tienen una conexión a internet débil, o una pantalla muy pequeña, por ejemplo. Con este enfoque, considerar el contenido y las funcionalidades básicas para que estén siempre disponibles (por ejemplo, leer un párrafo de texto). A partir de ahí, podemos añadir capas de experiencia (por ejemplo, ilustraciones, animaciones o incluso sonido) que sólo aparezcan cuando sea apropiado.
  • Responsive. El diseño responsivo hace que el contenido se adapte de forma efectiva a la experiencia en los distintos dispositivos. Así, una misma web o producto digital, no se verán igual en pantallas de ordenador que en pantallas de móvil.
  • Open Source. Podemos considerar el uso de software y soluciones que puedan ser libremente compartidas, utilizadas, modificadas, distribuidas y mejoradas. Esto puede contribuir a la sostenibilidad, gracias a compartir recursos de forma abierta y colaborativa.

Recuerda que puedes usar también algunas herramientas de nuestra metodología para ayudarte en esto. Y siempre estamos disponibles para conversar sobre estos temas.

Diseñemos un mundo más bello y sostenible.

Diseñemos un mundo sostenible y bello

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